LLueve después de muuucho tiempo.
Hoy tengo que agradecer a mi hermana por haberme enseñado tanto siendo aparentemente inconsciente de ello.
Seguramente, la vida no hubiera sido posible sin errores (curiosamente, justo en este instante mi boli dejaba de tener tinta, parecía como si no quisiera escribirlo). Puedo apostar, incluso, que todo este imperio construido llamado Tierra fue creado a partir de un error (teorías creacionistas que no falten).
Hay que ver, lo que desvaría una los domingos por la mañana.
Bueno, el caso es que las injusticias me hierven la sangre, pero también me mueven por dentro. Y eso que soy una hija más de la LOGSE, de los que se supone que nunca podrán expresarse como les gustaría, ni desarrollar las capacidades que en su momento debieron asumir. No nos educaron para la acción sino en la más sutil sumisión. Ahora esto sirve como argumento para chistes del monologuista espabilado, en lo que no tenemos más remedio que reir (por lo de la sutil sumisión).
Pero menos mal que nuestra educación no sólo depende de un sistema educativo movido por los hilos del interés, menos mal que el cambio está más en nuestra mano que en la suya. ¡Podemos salvarnos!
Y por ello es por lo que quiero dar gracias a mi hermana, que tanto ha influido en mí. En enseñarme a amar la vida y todas sus cosas. Sin necesidad de hablarme para enseñarme la máxima ternura y cariño, para enseñarme la fuerza que debe tener uno mismo ante lo que se nos venga, aun sabiendo que será casi cada día sobre las 8 de la tarde. Tengo que darle las gracias por muchas cosas pero creo que la mejor forma es demostrar lo aprendido y actuar.
Hoy es a mi hermana, pero es importante dar las gracias a todo aquello que lo merezca, no perdamos esa costumbre, por favor.
...