He conseguido quitarme la capa de plomo que se nos adhiere a la piel desde el instituto, esa que nos hace sumisos y obedientes, que nos priva de pensamiento libre, de crecer en cualquier dirección cual árboles de bosque virgen... de la expresión en general, del movimiento corporal en particular.
Me he desprendido de ella y ahora levito cuando quiero, como la de embrujadas... espeluznante y genial.
Además, me ha venido fetén para reencontrarme y respetarme, mi me conmigo.
Comprender (y pensar) el medio es la mejor decisión que he tomado en
años.
Y la verdad es que todo me va mejor desde que dejé de huir.
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